PREVENIR MEJOR QUE CURAR

viernes, 11 de septiembre de 2009

Cuida a tu pareja

En mi viaje diario por la internet encontré algo muy interesante que creo que puedo compartirlo con ustedes. Un mensaje que quizás salvará muchas relaciones o evitará que se presenten situaciones desagradables con nuestras parejas. La autoría de este artículo recae en el Padre Ricardo Bulmez, nacido en la ciudad venezolana de Coro, es sacerdote católico y por más de veinte años fue capellán en varios centros penitenciarios de su país. Su mensaje nace para los privados de libertad física y sale de allí para ser ofrecido a los seres humanos privados de libertad espiritual y emocional; de los presos aprendió a sufrir con paciencia. Él sabe y así lo transmite que el hombre puede transformarse, el hombre puede sacar una lección del sufrimiento y convertirlo en alegría, el hombre simplifica sus acciones para salvarse y encontrarse a sí mismo y en esa conversión se encuentra con Dios
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"Voy a decir algo que, con seguridad, va a molestar a muchos, pero que cuando lo explique, va a molestar más: A veces cuidamos más lo que TENEMOS SEGURO que lo INSEGURO. Me explico. Siempre digo: “No cuides tanto a tu familia, cuida a tu PAREJA”. Y, sorprendida, la gente responde: “Pero, ¿cómo que no voy a cuidar a mi familia? ¡¡Es MI FAMILIA!!” Sí, es tu familia, y por eso no la tienes que cuidar, porque ES tu familia y seguirá siéndolo, y, como tal. a TU FAMILIA la tienes SEGURA, porque el vínculo familiar, el de consanguinidad, nunca se pierde.

Alguna vez has oído decir a alguien “Allí va mi ex hijo, o allí va mi ex padre”? No, ¿verdad? Pero sí has oído mucho “Allí va mi ex pareja”. Los padres, los hijos, los hermanos, los abuelos, los tíos, los primos, etc., en fin, la familia, es lo más seguro que se tiene; en ella no hay ex. Sus miembros están allí, y por muchos años que pasen sin que los veas, por mucho tiempo que tarden en comunicarse entre ustedes, ellos están allí. No puedes decir “Aquella señora que va por allá fue mi madre por 25 años”, porque tu madre está allí, dondequiera que esté, y ella está segura.
De todos los amores que existen, el más débil es el de PAREJA. En una pareja no hay consanguinidad, por eso hay que darlo todo para formarse algo.

Tener una pareja es como tener que cuidar una flor. Si una flor no se riega, muere; y si se riega mucho, también muere. Hay que ser un artista para cuidar una flor. Yo no sé cuidar flores, por eso soy cura. Por eso, el amor de padre, de madre y de hijo es como tener un “cují coriano”(cactus): nadie lo riega, pero está ahí.

Eso que llamamos AMOR ETERNO se da en papá, en mamá, en un hijo y en amigos, que también pueden llegar a ser un amor eterno, es decir un amor sin condición. Pero el AMOR en una PAREJA es un AMOR DIARIO, que tiene que cuidarse TODOS LOS DÍAS.

Tuve un hermano en los Estados Unidos, que estuvo por allá más de diez años, y durante todo ese tiempo no nos comunicamos. Nunca lo llamé, y puedo decir que hasta por descuido; siempre sabía de él por nuestra madre. Pero cuando regresó lo fui a buscar al aeropuerto y el abrazo que nos dimos fue tan fuerte que lloramos de emoción. Allí estábamos. Pero vete lejos de tu pareja por diez años,… a ver qué encuentras.

Por eso EL AMOR DE PAREJA es AMOR de todos los DÍAS.
Yo puedo hablar con mis padres cada semana, una vez al mes, una cada trimestre,… pero si tuviera pareja la estaría llamando a cada momento. Y no es que sea bueno o no, es que el AMOR DE PAREJA es así.

Veamos cómo se expresa el amor de algunos padres que por alguna circunstancia tienen un hijo discapacitado. No es que no quieran a los otros hijos, que los tienen seguros, es que del discapacitado tienen que estar más pendientes porque él no puede valerse por sus propios medios, puede caerse o, a lo mejor, no come solo. En cambio los otros están bien, los quieren y saben que están ahí.

Si tengo una pareja, ése debe ser para mí el AMOR al discapacitado. De ése tengo que estar más pendiente porque necesita más. El amor de los padres es independiente; el AMOR de PAREJA es dependiente. Mi pareja depende de mí y yo dependo de ella. Estamos unidos “hasta que la muerte nos separe”, pero EL AMOR que nos debemos es como el amor que se da a un hijo discapacitado, es continuo y desinteresado".

Padre Ricardo Bulmez
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